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Font de la imatge: Inquiet.Arte |
El olvido es la única venganza y el único perdón.
Borges
No tengas miedo,
son días
o tal vez meses,
y me curaré de las picaduras de abeja.
Me enseñó la vida
que nada poseo,
y por despecho de esta vida
me enseñé a mi misma que nada me posee.
Me bauticé hija del viento
a donde va, voy.
De las pérdidas en mi boca
el gusto salubre
de las algas migratorias.
Si algún día gano dudo de mi misma.
Los desengaños tienen el olor a vainilla en la memoria
-olor a primer amor-
dudo de la vida.
No tengas miedo
son días,
o tal vez meses
y me curaré de las picaduras de abeja.
Tal vez lloraré un poco en las largas noches,
quizás me dolerá el néctar calcinado en mis pechos,
quizás sentiré el dolor de la ausencia,
y en mis labios, la deliciosa
miel añorará sus labios.
Pero inevitablemente olvidaré,
y hollaré cada lágrima
anhelante, arrepentida
que caiga a mis pies.
Olvidaré todo aquel dolor:
la fecha del primer encuentro,
el puerto de la despedida,
el primer estremecimiento
el sabor del beso.
Y perdonaré al cielo sus falsas promesas,
como comprenderé el deseo de los gorriones a cambiar
de nidos.
Olvidaré
inevitablemente olvidaré
incluso el nombre del hombre,
y no recordaré más que este poema.
Y en un otro cruce
me encontraré a mi misma,
la saludaré,
luego la felicitaré por el seguro regreso.
Le leeré la crónica de este amor,
Y la preguntaré:
¿Cuál de los dos fue más precisa y más creativa
para describir el dolor,
la prosa o la poesía?
Traductores del poema: Tayeb El Kharraz Iben-Roho
Akram Jawad Thanoon y Encarnación Sánchez Arenas